Hay algunos que no se quejan, pero silenciosamente juran
nunca más regresar.
A través de sus compras, los consumidores deciden si una empresa
triunfa o no en el mercado. Por eso es importante que usted, como
negociante, esté atento a qué tan bien está tratando a sus clientes y si está
propiciando que ellos vuelvan a su negocio en otra oportunidad.
Lamentablemente, es común que ciertos gestos de cortesía se
descuiden en el tiempo debido a la rutina. Hoy le traemos algunas confesiones de la misma boca de consumidores
insatisfechos que esperamos que le sirvan:
1.
“Cuando entro a un restaurante, nadie se acerca a atenderme; debo buscar quien me ayude”. Cuando un cliente ha
elegido su negocio, no solo está dispuesto a gastar su dinero, sino su tiempo
para animarse a entrar. Todo cliente llega con expectativas altas y espera ser
bien atendido.
2.
“Saco cita en la peluquería, llego puntual y me hacen esperar”. Los retrasos incomodan al público porque siente que su
tiempo no es respetado. Si se va a demorar la atención, acérquese, pida
disculpas y dele un tiempo aproximado de atención. No deje desorientado al
cliente, porque se marchará ofendido.
3. “La
persona que atiende es muy seria, parece
que está molesta y contesta mal”. Sin importar qué tan mal día ha tenido, no
puede ponerle mala cara a su cliente. Olvídese de sus problemas y ofrezca una
sonrisa. Asesórelo, dele sugerencias y trátelo como le gustaría que lo traten a
usted.
4.
“Llamo a pedir comida y hago algunas especificaciones a mi pedido, pero, cuando me lo entregan, me doy cuenta de
que no hicieron caso a mi indicación, y el repartidor no sabe nada”. Tome en
cuenta cada observación que le hagan, pues cada detalle puede hacer la
diferencia entre una buena experiencia y un reclamo.
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