Se
acerca el fin de año y es momento de recapitular todo lo pasado durante
2014, todo lo que hemos conseguido y lo que nos queda por conseguir. No
son momentos para arrepentirnos o lamentarnos y menos de quejarse!. Son
momentos para agradecer lo obtenido y repasar nuestras expectativas y
resultados. Tenemos por delante unos días para compartir con nuestro
entorno más próximo (familia, amigos y colaboradores) nuestra visión
para 2015, nuestros objetivos y nuestros mejores deseos.
Y en estos deseos cabe el compromiso de mantener la automotivación para los retos que tenemos en nuestro horizonte profesional más cercano y entender que hemos de repasar y activar nuestras habilidades (lo que sabemos hacer) y nuestras competencias (cómo lo hacemos). El éxito y el fracaso no existen, pero sí los resultados. Si éstos no se han ajustado en 2014 a nuestras expectativas, rediseñemos nuestras estrategias y reactivemos nuestra capacidad (que sí, la tenemos y utilizamos en un porcentaje mejorable).
La diferencia entre los que consiguen sus objetivos y los que no, está en cómo hacen lo que hacen, en los valores que aplican en su día a día: esfuerzo, tenacidad, creatividad, altruismo (buscar ganar-ganar), orientación al esfuerzo común (trabajo en equipo)...
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